RICARDO BARREDA, EL CUÁDRUPLE FEMICIDA QUE ALGUNOS IDOLATRARON

by - mayo 31, 2020


El odontólogo Ricardo Barreda falleció el pasado lunes en un geriátrico de José C. Paz. El 15 de noviembre de 1992 asesinó a su mujer Gladys McDonald, su suegra Elena Arreche y sus hijas Cecilia y Adriana. El cuádruple crimen fue perpetrado con una escopeta de dos cartuchos marca Víctor Sarrasqueta que su suegra le había regalado luego de un viaje a España. En total disparó 9 veces. El hecho sucedió en la propia casa familiar en la calle 48 entre 11 y 12. La relación entre él y las mujeres de su familia era pésima por los constantes maltratos y humillaciones del sujeto hacia ellas.

Ricardo Barreda (todojujuy.com).


Ricardo Barreda tenía 55 años cuando mató a su familia. Era un gran mentiroso, acosador y excesivamente libidinoso. Tenía muchas amantes y se jactaba de eso, incluso frente a su mujer. Era normal que frecuentara a las prostitutas de la zona. Acosaba a las amigas de sus hijas a tal punto de que ellas decidieron no ir más a la casa de Cecilia y Adriana para no tener que sufrir al degenerado de su padre.

<<Me decían “andá a hacer los trabajos de ‘conchita’ que son los que mejor te salen”>> dijo en el juicio Barreda. Lamentablemente esta mentira se replicó y mucha gente le creyó al punto de idolatrarlo. Por las calles solía circular una estampita con su figura y en su casa grabaron un grafiti que decía “Ricky ídolo”. Muchos creyeron (o quisieron creer) que era un justiciero que se había rebelado al maltrato sufrido. La realidad indica que era al revés.

El cuádruple femicida Ricardo Barreda en 2017 (Gente).


El odontólogo se quejaba de que cuando se le rompía alguna ropa se la tenía que remendar él mismo y no alguna de las mujeres de la casa. Maltrataba y humillaba permanentemente a su mujer. Las consideraba un objeto que debía ser usado para su satisfacción sexual. Era normal que frecuentara a las prostitutas de la zona. Las amigas de Cecilia y Adriana habían tomado la determinación de no ir más a su casa para no tener que sufrir los acosos del degenerado de su padre.

Adriana Barreda, Elena Arreche, Cecilia Barreda y Gladys McDonald
víctimas de Ricardo Barreda (bigbangnews)


Tenía muchas amantes y se jactaba de ello incluso frente a su mujer. Una de ellas era María de las Mercedes “pirucha” Guastavino, una tarotista a la que conocía desde la adolescencia. A ella la visitó la noche anterior y la mañana misma al cuádruple femicidio. Muchos creen que debería haber sido condenada por haberlo motivado a llevar a cabo los crímenes.

Días antes del fatídico 15 de noviembre, Cecilia le había pedido a regañadientes a su padre 
que fuera garante de un crédito que estaba por recibir. Sucede que la hija mayor de la familia estaba recién recibida de odontóloga y quería comprarse instrumentos para instalar un consultorio en el departamento que estaba por alquilar. La respuesta de Barreda la hizo enfurecer: aceptó pero con la condición de que ella le pidiera a su madre que se volviera a acostar con él. Obviamente Cecilia rechazó la contraoferta.

La casa del asesinato abandonada (infobae).


El trágico día del crimen, luego de darle muerte a las 4 mujeres a sangre fría, Barreda inició su intento de encubrimiento. Primero se deshizo de los cartuchos y de la escopeta en una boca de tormenta. Más tarde se dirigió en su Falcon verde (vaya casualidad) a la casa de Hilda Bono, otra de sus amantes. Hilda no sabía nada de lo que acababa de suceder. Fueron al zoológico y posteriormente a un hotel alojamiento. Cuando volvió a su casa arrojó algunos papeles y muebles al piso para simular un robo y llamó a Emergencias. “Hay 4 bultos” le dijo a la operadora refiriéndose a los cadáveres de las 4 occisas.

Pintadas de repudio en la casa de la familia Barreda.
(agencianova)


Finalmente, cuando era evidente que el autor del crimen era el propio Barreda, el comisario Ángel Petti le jugó una vieja pero efectiva estrategia utilizada para interrogar. Petti le acercó el Código Penal y le indicó que leyera el artículo 36, que trata sobre la inimputabilidad. Allí Barreda se aflojó y contó con lujo de detalle cómo había sido el suceso.

Casi dos años después Barreda relató de nuevo el femicidio múltiple. Pero esta vez fue en el juicio. Fue condenado por la Sala 1 de la Cámara Legal a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y homicidio simple. Dos de los tres jueces coincidieron en esta condena: Carlos Hortel y Pedro Soria. La tercera jueza que componía el trinomio, María Clelia Rosentock, creyó en la teoría de la inimputabilidad de los peritos de parte.

Escopeta Víctor sarrasqueta. (Google)


Trece años después salió de la cárcel favorecido con prisión domiciliaria. Se alojó en la casa de su novia Berta “pochi” André a la cual trataba de “chancha”. Luego tuvo un periplo por diferentes hospitales donde deambulaba por los pasillos con un intermitente estado de salud mental que por momentos lo hacía estar fuera de razón.

Cuando Barreda recibió prisión domiciliaria fue recibido con un pasacalles.
(Télam)


Una de sus últimas frases fue: “no soy feliz porque fue una cosa muy difícil de superar para mí” registrada por su biógrafo Pablo Martí. Su último deseo fue que esparcieran sus cenizas en el nuevo estadio de Estudiantes de La Plata en Uno y Cincuentaisiete, club del cual era hincha. Murió el pasado 25 de mayo por un paro cardiorrespiratorio.

La placa en el lecho de muerte de Barreda.
(Franco Fafasuli/Infobae)

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