EL MANTERO QUE BUSCA FOMENTAR LA CULTURA
Un inusual puesto de venta ambulante se destaca en las inmediaciones de la famosa Plaza Colón, en Barrio Alberdi. Su dueño, Alfredo Gómez Alonso, no sólo comercializa libros usados de calidad a precios módicos, sino que además asegura que su principal objetivo es “fomentar la cultura”. Su aporte para ello, es convertir su puesto en un foco de conversaciones de literatura, filosofía, psicología, política o economía.con la gente que lo visita.
Gómez Alonso tiene 66 años, es de origen cubano pero
hace 22 años que habita la provincia de Córdoba. El veterano hace gala de una
vasta capacidad intelectual, que asombra a cualquiera que pase por su puesto y
contrasta con la precariedad de su trabajo. El mantero reconoce que la venta
ambulante no es una salida laboral estable pero que la falta de mejores alternativas
lo llevó a esto. “Esta no es una salida laboral, pero es una forma que he
encontrado para poder pagar mis gastos en medicamentos y, además, me alcanza
para darme pequeños lujos como comprarme el café de la mañana”, asegura.
Desde muy temprana edad, el cubano empezó a nutrirse
de conocimiento. En su infancia, la isla experimentaba un auge cultural luego
de la Revolución Cubana. Su familia,
compuesta por músicos y pintores, le inculcó desde muy chico la afición por las
artes en todas sus formas. “Mi madre me
llevaba a ver ballet, escuchar la orquesta y a la ópera. De chico vi Romeo y
Julieta, La Fille Mal Gardée, Don quijote, Giselle, Coppélia, Carmen Roche, el
Lago de los Cisnes. Con 13 o 14 años yo ya había visto todas esas obras (de
ballet) que se consideran clásicas, por lo menos 4 o 5 veces cada una”, afirma
Gómez Alonso.
De lunes a viernes Gómez Alonso instala su manta temprano por la mañana hasta altas horas de la tarde |
La iniciativa que recibió de su entorno despertó su
interés por la música, que canalizó estudiando diversos instrumentos. Finalmente
se recibió de director de orquesta en la Universidad de la Habana. Sin embargo,
pese a apobar las 56 materias de la carrera, las estrictas reglas de emigración
de su país le impidieron sacar los documentos que le permitieran validar su
título en Córdoba. De todos modos, la música sigue siendo una parte muy
importante en su vida y entre sus mayores influencias destaca a los autores del
siglo XX: Oliver Mesiant, Arivoza Shdemberg, Ígor Stravinski, Paul Hindemith y Béla
Bartók.
En materia de letras, el cubano es un ávido lector
que tiene como referentes a grandes literatos de la talla de Aleksandr Pushkin,
Gustave Flaubert, Fiódor Dostoyevski, León Tolstói, Antón Chéjov y Émile Zola.
Por su parte, entre los autores lationamericanos que destaca se encuentran
Cortazar, García Marquez, Borges, Juan Rulfo, Octavio Paz, Ricardo Fuentes,
Jorge Amado, Eduardo Galeano, entre otros.
Además de ser un lector empedernido, el cubano incluso
es autor de varios libros. Su última obra es un libro de cuentos, en el cual
trabajó por 14 años y lo publicó en la provincia de Córdoba. En dicho libro
conjuga recursos literarios para hablar de importantes obras artísticas y
culturales a nivel internacional como la Quinta
sinfonía de Beethoven, la catedral de Amiens (en Francia) y el cuadro El carro del Heno de El Bosco. Otros
cuentos indagan en preguntas filosóficas y brindan consejos de fondo, también
algunos tratan la crítica social que su autor considera muchas veces acérrima,
entre otros ejes temáticos de su libro.
Tapa y contratapa del libro de cuentos publicado en Córdoba |
La educación que recibió y su interés particular lo
hacen una persona cuanto menos instruida. Sin embargo, cuando llegó al país
hace 22 años, no encontró las oportunidades que él seguramente esperaba. Asimismo,
la relación con su familia no fue buena por mucho tiempo, perdió su casa en
Cuba y hasta su nacionalidad, y en Argentina le costó años conseguir la
ciudadanía (más de los 5 que se ameritan). Para salir adelante tuvo que
ingeniárselas y explotar el mayor recurso con el que contaba, que es sin duda
su destaca formación. “Yo me pasé toda la vida estudiando y pensé durante mucho
tiempo una forma de articular mis estudios y mis lecturas con algo que me
permita solventar mis gastos” manifestó el cubano.
De esta forma, Gómez Alonso empezó su modesta
empresa vendiendo los libros que eran parte de su biblioteca y hoy también se
abastece de donaciones que enriquecen su puesto. En su humilde manta se
encuentran autores sublimes como lo son Humberto Eco, Gabriel García Márquez, Robert
Louis Stevenson, Juan Rulfo, Ernest Hemingway, Truman Capote, Isabel Allede,
Marcos Aguinis, entre otros. Pero lo que hace fascinante este puesto, es la capacidad
de Alfredo Gómez Alonso de analizar con el cliente cada obra, el contexto en
que escribe el autor, la transcendencia para la carrera del escritor, la
importancia para la literatura de la región, las obras relevantes que guardan
una semejanza o relación con el tema, etc.
La manta con libros de Alfredo Gómez Alonso ya es
tradicional en la Plaza Colón, así como sus charlas para compartir su
conocimiento con quien lo requiera. Sus clientes son en su mayoría estudiantes
de nivel básico o universitario, docentes y profesores universitarios,
abogados, contadores y comerciantes que pasan de camino a las instituciones
aledañas a la plaza. Gómez celebra que sea así ya que profesa que no le gusta
la mediocridad, le gusta la gente estudiando, capacitándose y superándose. “Si
nos limitamos a tomar vino y hacer el amor estamos como los animales. El ser
humano podría cultivarse un poco más, para hacer incapié en aquello que nos
diferencia de los animales”, proclama.
El puesto despierta el interés de muchos transeúntes de la plaza |
Es evidente que el veterano cubano pasó la mayor
parte de su vida cultivándose, pero su esfuerzo no se corresponde con la
retribución obtenida. Una persona de tan rico bagaje cultural no esperaba vivir de
modo austero en hogares municipales para indigentes. Y si nuestra sociedad, que
nos inculca con gran énfasis la importancia por el arte y la cultura, actúa en
concordancia con su mensaje, debería permitir que una persona con amplio
dominio de estas áreas obtenga al menos un empleo bien remunerado. Sin embargo,
la municipalidad que profesa la cultura a través de su agencia Córdoba Cultura,
es la misma que amenaza con levantar su precario puesto.
Tras 22 años de habitar el país, al día de hoy Gómez
Alonso goza de un documento y ciudadanía argentina. En consecuencia le plantea una alternativa a su municipalidad “Yo les
propongo que me construyan una casita de madera en la plaza donde pueda exhibir
mis libros, por la impronta cultural que genero. Yo me encargo de conseguir
buenos libros, solo eso les pido que me dejen en paz para que esta pueda
empezar a ser una salida laboral.”. Este es el modesto pedido de Alfredo Gómez
Alonso, que quiere seguir trabajando día a día para fomentar la cultura en las
calles de córdoba.
1 comentarios
Mis felicitaciones Santiago por tu don de interpretar y comunicar la realidad social de forma clara, respetuosa y didáctica.
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